Cuando ya todo ardió, cuando sólo queda un gris que te envuelve y es como niebla que no te deja ver; el de las cenizas; crees que lo mejor ya pasó y que no volverá. Aunque difumines el color, aunque trates de meter más leña, ya no arde, es suelo mojado. Pero un jueves devolvió un pequeño brillo, quedaba una astilla que había pasado desapercibida. Falta averiguar si fue la duda, si fue la nostalgia, el pensamiento, la razón, el corazón o simplemente, la fantasía. A lo mejor un poco de mentira e hipocresía. Pero por lo menos brilló. Si fue real o no, en realidad, nunca importó.
(21 de enero de 2013)