viernes, 17 de agosto de 2018


Ni aunque pasaran mil años,
ni aunque todo haya sido mentira,
ni aunque fuera una verdad
que hubiera parecido mentira
y que nunca entenderé,
ni aunque pareciera idiota,
ni aunque todo, al final, haya salido mal,
ni aunque volviera a salir mal una y mil veces más...,
jamás me arrepentiría de haberte querido tanto.

Porque nunca había amado con tanta verdad,
porque nunca había sido tan real,
porque creía que no podría y pude,
porque tenía miedos y se fueron
cuando fui capaz de abrazar como te abracé a ti.

Porque no sólo te abrazaba a ti,
también me abrazaba a mí.
Porque no sólo creía en ti,
también creía en mí.
Porque, aunque tú no hayas aprendido,
yo sí.

Aprendí que no hay reglas,
que no hay condiciones,
que no hay distancias ni razones.
No hay inconvenientes,
ni desventajas.
Si quieres acompañar, acompañas,
si quieres que te acompañen, disfrutas.

Menos es más
y mucho más sólo sobra.
No pides, no ruegas
ni besos, ni abrazos, ni mimos,
ni miradas, ni nada.
Tampoco juzgas, ni criticas,
ni cuestionas.
Admiras y das, sin más.

Aprendí todo eso,
no de ti, sino contigo.
Sólo por eso:
gracias.

                                                                               24 de julio de 2018