sábado, 28 de marzo de 2020


Tiene la sabiduría de un viejo y la ilusión de un niño, y no es ni uno ni otro.

Por eso escucha donde los demás no escuchan, observa lo que para el resto pasa desapercibido, puede parecer que no comprende (sólo para los que de verdad no comprenden) pero siempre trasciende. Disfruta donde los demás no, se para donde los otros apuran y casi nunca se preocupa, se ocupa.

Si aun no sabes quién es, sal a la calle y observa, escucha.

Puede estar parado en el lateral de una carrera, siempre en la barrera. Puede que lo encuentres cuando se calma la ciudad al mediodía, recogiendo sus cosas, aunque él no utiliza reloj. O puede que lo encuentres rompiendo el silencio de una calle debajo de una farola, cuando cae la noche, cuando los ajenos se refugian en sus casas, cuando solo unos pocos, por casualidad, descubren el privilegio de escucharlo. Y ese momento es como encontrar una perla.

En cualquier caso, lo oirás a lo lejos si vas atento.

A veces vas a buscarlo y no lo encuentras, no depende de ti, ni de él, es sólo serendipia, magia, vida.

No soy nadie para dar consejos, lejos estoy de tener la sabiduría de una vieja y la ilusión de una niña, así, todo junto, en equilibrio y armonía, pero quizá todo iría mejor si persigues ese sonido, te paras y disfrutas, mientras el mundo sigue girando..., sin sentido.

(Solución: el músico callejero)

Gracias por tanto, Andrey.