Se apagó la música, se acabó el concierto...
Ya no queda nadie, la plaza está vacía. Sólo dos operarios recogen las sillas, el técnico de sonido sus aparatos y el escenario se ve distinto sin las luces. Los instrumentos parecen cansados.
La imagen puede interpretarse de dos maneras: otro éxito, los resquicios de una buena noche, se respira en el ambiente la sensación de que allí ha ocurrido la magia y el eco trae de nuevo el bullicio. La otra manera de verlo es el vacío. Cables, fundas, focos apagados, silencio... Los primeros en llegar y los últimos en irse. No hay nadie cuando llegamos y no hay nadie cuando nos vamos. Felicidad y desierto a la vez.
Y tú sigues sin dar señales de vida...
Se apagó la música, se acabó el concierto.