martes, 29 de agosto de 2017
La distancia no es distancia si no se quiere. Un beso se puede sentir en el alma, la sonrisa se puede escuchar, el abrazo puede ponerme la piel de gallina sin ni siquiera tocarme, una voz puede hasta hacerme temblar... a km... a dos horas de avión. A dos horas estoy yo de tu sonrisa y tan cerca puedes estar tú de la mía... que puedes hasta provocarla, aunque sea sin querer.
La ausencia es, sin embargo, lo que se elige de verdad. Lo que nos hace olvidar, que cuando estábamos juntos hasta puede ser, que sonriéramos de felicidad.
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