miércoles, 28 de febrero de 2018


Y es tan intenso mi vivir, el cómo respiro, que necesito escribir para compensar el peso, de otro modo no podría seguir siendo ligera. Y utilizo la imaginación, utilizo el recuerdo, utilizo la rabia, el enfado, el dolor, el amor, la alegría, el sexo, la pasión, la libido... Escribo con todo lo que soy, lo que fui y lo que aprendo a ser cada día.

Y qué atrevida yo, ¿no? Que digo "utilizo" como si algo de eso me perteneciera. No me pertenezco ni a mí misma. Soy todo eso y no soy nada. Me vacío de historias, de mitos y de emociones y nada más que tengo un cuerpo que me sostiene, que me transporta. Pero al final no soy, sólo estoy. Y por eso escribo. Y cada vez que lo hago, me preparo para que otra nueva historia me invada. Y luego la suelto, la escribo. Me invaden y las suelto, me invaden y las suelto, me invaden y las suelto... Y nunca acaba.

Gracias, palabra. Esa es la prueba que tengo, de que estoy viva.

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