Debí haberte dado un beso,
¿qué por qué no lo hice?
Porque tenemos la manía
de esperar siempre al momento perfecto,
cuántos momentos perfectos
habremos dejado escapar por miedo.
Miedo al ahora,
a fastidiar algo que ni siquiera está presente,
miedo otra vez a la distancia,
otra maldita vez,
miedo a la ausencia,
de algo que nunca he tenido,
de alguien que no (me) ha querido.
Nostalgia de lo que no fue,
de lo que pudo haber sido,
fijarme siempre en lo que nunca he debido,
quedarme donde no es mi sitio.
Y ahora estoy aquí,
trabajando, funcionando,
en modo robot,
pensando en lo que acabo de dejar ir,
en lo que me queda, el día a día,
la maldita rutina,
el sitio, la gente, el ruido,
esta es mi vida.
Pero si alguna vez,
tus ojos vuelven a mirarme así,
espero no fallarles de nuevo.
Y sino, perdóname,
parece mentira pero,
la guerrera tiene miedo.
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