sábado, 16 de agosto de 2025

 
Has hecho trampa, te saqué 1.000 sonrisas y no cumpliste el trato. No te lo tengo en cuenta, pero igualmente sabes que has perdido, te saqué 1.000 sonrisas y más. Si ya solo contando los besos, en una sola vez, en un solo momento, ¡contamos más de 50! ¡Imagínate sonrisas! ¡Si ya empezaron antes!

A lo que no le puse condiciones fue a las sonrisas que me sacabas tú a mí. Pero eso fue, mi vida, porque sin quererlo ya te estaba entregando mi sonrisa continua desde el primer día, cuando no se la regalaba a nadie.

"¡Es increíble!" - Me dijiste sorprendido una vez. - "¿El qué?" - Pregunté yo. - "¡Que no paras de sonreír en todo el rato! ¡Tienes una sonrisa permanente! ¿No te duele la cara de sonreír?" - Me dijiste mientras tú tampoco parabas de sonreír y mientras, además, sonreías con la mirada de una forma preciosa y traviesa a la vez. Te contesté: "Sí, me duele, pero no me dejas otra opción, no puedo parar de hacerlo." Y entonces, tú también seguiste sonriendo. Y presumimos los dos de sonrisa y de ser espejo para el otro. Y después vinieron las caricias a completar el momento. Y nos jugamos la piel, una vez más. 

Gracias, mi vida. Tú no me sacabas sonrisas, tú me vestiste con una, entera.

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